lunes, 21 de mayo de 2018

Saki el robot


Por: Sofía García

Año 5678, los humanos destruyeron los recursos del  planeta Tierra y ahora viven en otros planetas. En júpiter había una familia que tenía un robot llamado Sakí, los robots ahora pueden pensar sin romper las tres leyes de la robótica y él quería ser un doctor, pero sus dueños no lo dejaban, así que él estudiaba a escondidas de sus dueños.

Pero un triste día lo descubrieron, lo querían matar, así que él corrió y escapó para que no lo alcanzaran. Llegó a otro planeta y ese era mejor, pues ahí podía ser lo que él quisiera, así que se fue a estudiar, pero todo robot tiene que tener un dueño.

Lo raptaron pero no los oficiales sino los delincuentes. Ellos lo llevaron a concursos de peleas robóticas, pero había una mujer que le tenía un mayor afecto. Él la llamaba mamá. Ella le enseño a escribir y a leer, pero unos años después sacaron una línea de robots policías, así que lo entregaron.

Él empezó a tener sentimientos pues se sentía muy triste, lo separaron de su amistad y en la guardia le enseñaron a combatir y a detectar bombas. En ese planeta los robots no tenían cerebro  y Sakí le dijo a su oficial que él quería estudiar medicina. El oficial cogió una arma y le dijo “mata a la persona que te enseño todo eso y serás libre”.
El robot no podía hacer eso pero el policía le había quitado los sentimientos y él sin miedo fue a donde estaba su mamá en las peleas robóticas y cuando la mujer lo vio dijo: “Sakí volviste” y el robot se sintió triste.

Recuperó sus sentimientos y ella le presentó a su hijo llamado Jerónimo. Éste le enseñó medicina, aprendió todo lo necesario. Cuando llegó a la clínica pudo ser enfermero. Continuó con sus estudios ascendió y se convirtió en un médico muy famoso y con mucho dinero, así que él ayudó a un montón de fundaciones y personas necesitadas y salió en revistas. Una de ellas, la más importante, llamada ‘Somos Robot’.

Siguió así por mucho tiempo. Para el año 5876 su motor empezó a fallar y descubrió que sus circuitos en las peleas le habían dañado piezas que nadie nunca pudo reparar. Así termino la historia de Sakí.

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