Por: Sofía García Pérez
Había
una casa que estaba sola, desde hace
mucho tiempo, pues sus dueños un día amanecieron muertos. Casi 20 años después llegó
una familia. Una triste mañana el niño de la casa, llamado Felipe, amaneció en coma. Lo
llevaron al doctor y lo dejaron hospitalizado.
La
mamá sabía tocar muy bien el piano y ella tenía un bebé que estaba durmiendo en
el cuarto de arriba. Pero la mamá acostumbraba a ponerle un monitor de sonido
al cuarto del bebé. Ese día se escuchó como una voz diciendo, “lo quiero… lo quiero”
y una risa maniática. Siguió así como por un minuto. Por ultima vez dijo “lo
quiero”, pero más fuerte y él bebe se puso a llorar. El piano tocó su nota más
grave.
Entonces
la mamá salió corriendo al cuarto y en la cortina se alcanzó a ver una cara.
Tenía los ojos cosidos igual que la boca. Era una mujer con el pelo en la cara.
La señora se puso a gritar y a llorar cuando llegó el esposo, pero no le creyó,
pues pensó que todo lo había imaginado.
Por
la noche los esposos supusieron que había algún problema con la casa así que se
mudaron. Llamaron a la mamá del esposo y ella les contó que anoche había soñado
que estaba en su casa y que entró al cuarto de los padres.
Ellos
estaban dormidos y luego entró al cuarto de Felipe y había visto una silueta en
la pared. Ella gritó “quien eres” y la bruja dijo, “solo vengo de visita”. Luego
le preguntó: “que quieres”, y ella señaló a Felipe con su mano delgada y uñas
muy largas.
La
mamá se puso a llorar. Ellos estaban sentados en el comedor y en la silla donde
estaba sentado el papá, atrás, apareció la bruja con los ojos cocidos y salió
corriendo hacia el cuarto de Felipe y él estaba tirado en el piso. La mamá del
esposo dijo “ya sé quién puede ayudarte” y llamaron a unos señores con un
equipo especializado.
Ellos
estaban revisado la casa para saber si se trataba de demonios y con una cámara
ultra violeta vieron a dos niñas gemelas cogidas de las manos. Cuando llega una
señora llamada Rosa. Ella podía ver espíritus. Ella entró al cuarto de Felipe y
pidió que apagaran la luz.
Se
acercó a un rincón y dijo: “este ser no tiene ojos, están cosidos, igual que la
boca, el pelo enmarañado, los pies son de un animal”. La señora rosa les indicó
que se tomaran todos de las manos para poder hablar con Felipe. Cerraron los
ojos y Rosa invocó el espíritu del niño, el cual le dijo a Rosa que los demonios
iban por sus padres, porque el padre de pequeño pudo salir de su cuerpo y su
espíritu había conocido el más allá y por eso la bruja venía a matarlo.
En
ese mismo momento aparece la bruja, coge al papá del brazo y se lleva a su
espíritu al infierno, pero él logra escapar de los brazos de la bruja y
encuentra el espíritu de su hijo. Los dos salen corriendo y cruzan la puerta y
vuelven a sus cuerpos. Toda la familia se abraza y vivieron en esa casa por
muchos años sin saber nada más del más allá.
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